viernes, 21 de diciembre de 2012

Preparación del discurso

Cierto nerviosismo es normal Pero la ansiedad excesiva impide la concentración y la facilidad de palabra

No anunciar el nerviosismo al auditorio: ni con la palabra ni con gestos del cuerpo

Existen consejos para reducir el miedo escénico:
 -Hablar consigo mismo de forma positiva: no pensar en lo nervioso que está
- Usar técnicas de relajación: respiración profunda y elaboración de imágenes positivas: pensar que usted va a hablarles de cosas que conoce bien

¿Cómo desaparece la inseguridad de un modo radical?
- Sencillamente aplicando estas cuatro normas:
- Hablar solo de lo que se sabe.
- Tener claro el objetivo que se persigue.
 - Preparar a fondo lo que se quiere decir.
- Estudiar las necesidades, deseos y características de la audiencia.
- Hablar sólo de lo que se conozca suficientemente bien

Actualizar los conocimientos: La preparación de un orador no termina nunca Hay que conocer lo que se dice y, además, poner los conocimientos al día

Mediante la lectura de libros y artículos, asistencia a congresos del tema de que se trate, conversaciones formales o informales con otros profesionales, etc. Tener claro el objetivo que se persigue: Toda exposición oral tiene dos propósitos principales: informar y persuadir. Según el tipo de comunicación de que se trate predomina un objetivo o el otro.

 Existe un tercer objetivo posible, el de distraer o divertir a la audiencia, pero que en nuestro ámbito profesional no suele tener cabida. Es más, es lo que debemos evitar: distraer a la audiencia de nuestros verdaderos objetivos.

 Antes de hablar en público, cuando prepare su discurso, debe tener constantemente presente qué pretende conseguir con ello, y ha de poner todo su empeño y aplicar todos sus esfuerzos en esa dirección.

Cuando tenga que pronunciar un discurso infórmese en primer lugar acerca de cuántos serán los asistentes al acto No es lo mismo dirigirse a un público de veinte que a otro de doscientas Con el primero es posible adoptar un tono más íntimo y amigable, nos podemos permitir el acercarnos físicamente a ellos

Cabe dar mayor participación a nuestro auditorio en el turno de preguntas; es posible ser más informales en nuestras expresiones. Conforme el tamaño de un grupo crece estas licencias se reducen Hablar en público significa practicar la empatía, ponerse en el lugar de las personas que van a asistir al acto Y hablarles acerca de las cosas que les gustan y les interesan en un lenguaje que ellos pueden comprender

Se puede repetir un mismo discurso pero modulándolo en función de la audiencia a la que nos dirigimos: No es lo mismo hablar para alumnos que para profesionales graduados

En ambos casos perseguiremos lo mismo: que aprendan algo sobre determinado tema o que modifiquen una conducta Pero lo haremos con un lenguaje apropiado a cada grupo Conectar con la audiencia

Un mensaje puede llegar a la audiencia y ser comprendido (supera las barrera física e intelectual) Pero puede no surtir el efecto previsto Esto sucede si el mensaje no logra traspasar la barrera psicológica Esta barrera tiene que ver principalmente con la aceptación y/o rechazo del orador por parte de la audiencia, y de lo que él representa Si el orador utiliza argumentos “contrarios” a las ideas del auditorio, se crea cierto rechazo hacia el orador

El mensaje no influirá en la audiencia debido al rechazo personal de esta respecto del orador y de su discurso Uso del tiempo: brevedad La primera característica de un discurso es su brevedad El refrán clásico que dice que: “lo bueno, si breve, dos veces bueno Y su segunda parte no tan conocida: “lo malo, si breve, no tan malo”

Casi nadie se lamenta de lo breve que le ha resultado un discurso o conferencia Pero muchos se quejan cuando el discurso en cuestión se prolonga más allá de lo esperado No siempre el orador tiene la oportunidad de elegir el lugar en donde va a hacer uso de la palabra Los organizadores se encargan con frecuencia de este menester Pero si depende de usted o si existe la posibilidad de que atiendan a sus peticiones, conviene que prevenga el problema del espacio físico

Cualquiera que sea la disposición que adopte hay un par de cosas que conviene tener en cuenta: La primera consiste en lograr que, si se prevé que la sala no va a llenarse del todo, se ocupen en primer lugar las primeras filas, o los asientos más cercanos al orador La segunda es que usted no debe permitir que a su espalda ni a los lados haya nada ni nadie que distraiga a la audiencia Los fallos de organización ¿Cómo evitarlos? Lo primero, dar por escrito instrucciones minuciosas de qué y cómo se quiere que se preparen lo referente a su discurso

A continuación, hablar personalmente o por teléfono con la persona a quien le hayan encargado materialmente de la organización, y a quien probablemente NO le han transmitido las instrucciones que nosotros dimos

Antes del acto comprobar personalmente que todo está en orden Elaborar un check list para estar seguro de que no hemos omitido comprobar nada

Documentación:

¿Está la documentación convenientemente fotocopiada, grapada, perforada...?
¿Se dispone de las carpetas para todos los asistentes?
 ¿Hay provisión de folios, bolígrafos, rotuladores...?

Medios audiovisuales:
- ¿Funcionan convenientemente todos los aparatos: televisor, PC, cañón de proyección, video, DVD,...?
- ¿La audiencia puede desde sus asientos ver convenientemente la pantalla y con el tamaño suficiente?
 - ¿Se dispone de un técnico por si se le requiriere en un momento dado?
- ¿Funciona convenientemente el sonido?

En resumen: hay que estar pendientes de todos los detalles, pero es importante actuar con naturalidad y SÉ TÚ MISMO ante el público

miércoles, 19 de diciembre de 2012

Miedo escénico a hablar en público



Dicen los expertos en Psicología, que el miedo escénico, causado por el hecho de hablar en público, es el segundo miedo que más pesa sobre el ser humano, después del miedo a la muerte.

Parece un poco exagerado, pero lo cierto es que vemos a muchas personas, de gran valía intelectual con brillantes ideas, deshacerse como un azucarillo ante la obligación de tener que hablar en público, ya sea en un aula, en un auditorio o en una presentación ante un cliente.

Cierto que causa respeto dirigirte, tú solo/a, siendo el centro de todas las miradas, a un grupo de gente.

Ponerte a hablar y oír tu propia voz y ver las expresiones de la gente.

Hay que desterrar el miedo a hablar en público, máxime cuando ello es un instrumento claro de comunicación y como tal debemos usarlo.

Unas ideas brillantes, unos contenidos atrayentes, pueden verse arruinados por la torpeza al hablar en público.

Esta es una de las técnicas que más pronto deberíamos aprender todos/as.

A la vez que deberíamos aprender que la forma de llegar al público no está tanto en lo que dices sino en cómo lo dices.

El cómo en la comunicación es muy importante.

El generar expectación e interés en lo que dices, aún  cuando ello parezca muy simple.

Hay que tener en cuenta que no retenemos más allá del 15% de lo que escuchamos.

Unas sencillas reglas pueden ayudar de forma efectiva a salvar el miedo escénico a hablar en público.

Veamos:

Prepara lo que tienes que comunicar

Ensáyalo delante del espejo.

A una presentación o charla en público hay que ir preparado/a, tanto sabiendo, conociendo lo que se dice, como en la pose, la acción que voy a adoptar

Por lo tanto el ensayo previo puede ayudarte a ganar confianza y seguridad.

Si utilizas material que se proyecta (ppt o similares) no las llenes de texto.

Utiliza frases cortas y mejor aún imágenes o dibujos.

No hay peor cosa que presentar una transparencia toda llena de texto.

Recuerda que el material proyectado no es el centro.

El centro debes ser tú, con tu voz, tus silencios, tus expresiones, tu movimiento.

Tú eres el ponente. Así que lo mejor es que te olvides de la diapositiva.

Esta te debe servir a modo de guión o referencia, nada más.

Debes conseguir ser el centro de atención.

Presentarte de forma breve pero adecuada, si es que el auditorio no te conoce.

Viste adecuadamente para la ocasión y mantén unos gestos relajados.

No cruces los brazos, no juegues con tu cara u otras partes del cuerpo, no te metas las manos en los bolsillos.

Las manos siempre por delante y lo brazos de medio cuerpo hacia abajo, con actitud abierta.

Si estás nervioso/a o eres nervioso/a coge un lápiz, bolígrafo o tiza en una mano y juguetea discretamente con ello.

Inicia la charla con alguna frase ingeniosa, con algún chiste o con algo de última hora que haga referencia a la charla.

Comienza por sorprender al auditorio.

Si tienes ocasión y ello se propicia muévete entre el público.

No te quedes nunca en una posición fija demasiado tiempo y siempre habla de cara al auditorio.

Nunca hables mirando a lo proyectado. Ahí no está el público.

Las modulaciones de voz, los silencios, el pasar la mirada por encima de la gente…, nunca fijes mas de dos segundos la mirada en alguien, incomoda.

Domina los tiempos.

Si tu intervención va a ser de 30 minutos que sea de 30 minutos no te vayas a los 45 o 50.

Ello es síntoma de que la charla o conferencia no está preparada o medida para el tiempo asignado.

Si puedes haz preguntas retóricas.

Son aquellas que nadie espera contestar y que solo el/la conferenciante sabe la respuesta.

Marcan un hito de atención.

Por último, pero no menos importante: Olvídate del público.

Piensa que estás tú solo/a. Que nadie te observa.

Los/as alumnos/as solo pondrán atención en ti cuando lo que digas capte su interés o al tiempo tu forma de dirigirte a ellos/as les provoque ganas de prestarte atención.

Para entonces, si eso ocurre, ya te has ganado al auditorio.

Hay que eliminar el miedo escénico.

Hablar en público es una técnica más, que se domina con la práctica.

La práctica progresiva de la técnica hace que la persona coja confianza y seguridad.

Ponte a ensayar hoy mismo.